
-Oye Roci ¿le gustan todos los yogures a los niños, no?
-Si casi todos, si llevan cereales, muesli o así, a la niña no…
-Vale pues sin eso…
-Al final ¿qué día llegas?
-Si todo sale bien mañana, sino pasado…
Pellizco, ya os había hablado de ellos en otro post, la maternidad va de pellizcos…
Esta conversación la tenía ayer por la noche con mi padre, como todos los veranos desde hace cuatro años, mis hijos pasarán el verano con él, en realidad tengo suerte, mis hijos tienen suerte…a su disposición una tribu entera, buen tiempo garantizado, mimos y horas de sueño, piscina, noches bajo cielos despejados y cuajaditos de estrellas, helados, granizadas, tortillas de la bisabuela, higos, peras, cerezas, nísperos, ciruelas, toda esa fruta cogida del árbol por la mañana temprano, gallinas, pavos, patos, salamandras y recuerdos…
Era el verano de 2012 y el niño pasaba por primera vez sus vacaciones lejos de casa …yo estaba embarazadísima y con las hormonas ahí dándolo todo, como en cada uno de mis embarazos, así que me pasé aquellos días lágrima va, lágrima viene y hasta maldiciendo cada foto que me mandaban, cuando creía que ya se me había pasado el disgusto y recuperaba el aliento, un aviso de whatssap me recordaba cuánto lo echaba de menos y otra vez a sorberme los mocos y los jipíos, mi niño volvió para encontrarse con su madre que parecía ya una ballena varada y con su hermana, que nacería a los pocos días…puro amor…
En 2013 se volvió a ir, pero tenía a la pequeña conmigo, y aunque lo echaba de menos igual, mi niña disfrutaba de su «reinado» como hija única y entre playa y lluvia fueron pasando los días hasta el reencuentro.
2014 fue un infierno, se fueron los dos por primera vez y con un «hija, los niños ni mentarte» que me espetó la bisabuela de las criaturas me quedé, y ahí me las pasaba, dando vueltas por las habitaciones, colocando juguetes, haciéndome fotos muy chorras que les mandaba con una cuenta atrás que no se acababa nunca…un mes y veinte días, too much…
2015…De nuevo embarazada y con unos andares propios de un Playmobil, mis retoños me dejaban con un palmo de narices, fotos a gogó de conversaciones en la piscina, paseítos varios y jamón del bueno, además estaba de baja así que el tedio era nivel máximo, pero no podía viajar y estar con ellos…reposo relativo y a lamerme las heridas con lagrimones hormonados…
2016…Llevan semanas, bueno la niña un mes por lo menos, queriendo preparar la maleta «total son cuatro cosas» les miento pero qué va, es que sólo con pensarlo me veo la escena, ahí suspirando entre bañadores y me revuelvo toda…Ya os lo dije, la maternidad son pellizcos, y yo todos los veranos los tengo bien gordos…este año tengo a la «tercera» conmigo porque le doy teta (nota mental: no destetarla hasta los 6 o 7 y que veranee una conmigo por lo menos…) pero como aquí hacemos Baby Led Weaning (Alimentación libre de papillas, sin purés, con la mano de momento, un poco guarreras y a demanda de la criatura) mi padre amenaza con raptarla y darle bien de chipirones y sandía…
El caso es que ayer en el trabajo estaba poniéndolos sobre aviso de mi sensibilidad hacia finales de esta semana y la lágrima fácil con la que amenazo al recibir vídeos mañaneros y una de mis compañeras me decía «pero no estás obligada a que se vayan con tu padre»…y es cierto, obligada lo que se dice obligada, no estoy, tengo un buen horario de trabajo y familia aquí también, pero tendrían que seguir madrugando todo el verano hasta que yo tuviese vacaciones, quizás ir a un campamento urbano o rural, pero campamento, porque sino dependerían de familiares que no tienen tanta libertad, podría contratar a alguien, pero tampoco es una solución que nos cuadre por diferentes motivos y, si bien esta solución me hace pasarme medio verano a ritmo de canciones pachangueras…yo con el corazón partío y ellos, sin embargo, con el corazón contento…de momento es lo que nos ha servido a nosotros; además, si ya de normal, somos de un natural sobón y empalagoso, de besos y arrechuchos a cualquier hora del día, y por casi todo, estos días me estoy llevando mi ración extra de mimos y babas, cosquillas, masajes y «te vamos a echar de menos mami» con su correspondiente suspiro y entornado de ojos.
En mi cabeza ya ronda el mantra de todos los veranos «ellos están bien», la familia los espera, el verano sin horarios los espera, y mira, esto como cuando novios ¿sabes? que lo bonito son los reencuentros…de momento no podemos conciliar de otra manera, yo aquí y ellos…ellos a 753 kms…
Qué monadas!! Se lo pasan genial en la piscina !!
Mucho ànimo!!
Y lo que disfrutan y la experiencia que viven ellos con su abuelo y su familia que ……