
En el mundo del porteo hay tantas variantes como queramos, pero una de las opciones preferidas por muchas familias cuando se inician en el porteo es el mundo mochila.
Es cierto que las mochilas tienen más visibilidad que otras opciones y puede parecer más simple a primera vista que aprender a anudar un fular o colocarse adecuadamente un meitai por ejemplo, pero lo cierto es que si bien las mochilas tienen a su favor la rapidez, como cualquier otra opción requieren de un aprendizaje y unos ajustes óptimos para resultarnos cómodas y seguras.
Las mochilas que nos encontramos en las grandes superficies son generalmente lo que se conoce como «colgonas», mochilas que no garantizan una postura ergonómica óptima, de paneles rígidos que no respetan la curvatura natural de la espalda y con un puente (espacio que va de corva a corva, la zona detrás de las rodillas) que suele ser demasiado estrecho lo que hace que las piernas «cuelguen» en vez de ir en postura de M, con las rodillas más altas que el culete.
De hecho, durante mi formación de porteo tuvimos una tarea en la que teníamos que representar lo que sentías al estar colgado por la parte genital sin el apoyo y la comodidad que da un soporte correcto de la espalda y de las piernas…y aquí tenéis la prueba:
Las mochilas ergonómicas pueden ser o no evolutivas, esto es, que podemos regular o no, su alto y su ancho, pero su panel y su puente mantienen la postura correcta favoreciendo porteo seguro.
Hoy os dejamos por aquí un vídeo de cómo colocamos nosotras una mochila evolutiva en este caso, y os animamos a visitar el apartado de mochilas de nuestra tienda online…¡recién llegadas están!
Dentro vídeo: