
Ayer se celebraba el Día Mundial de la Salud Mental…en mi otro trabajo soy trabajadora social en este ámbito y escucho a menudo historias de vida que se descompensaron con la llegada de un hijo o con las dificultades de la crianza.
Parece que hablar de salud mental no es bonito, parece que hablar de trastorno o depresión postparto no es enseñar la cara amable de la maternidad, lo cierto es que la maternidad es un camino de luces y sombras como en la foto de portada, y cuidar ese momento tan especial y único es fundamental para establecer las bases de una relación amorosa madre-hijo, una relación de apego segura, una relación basada en el conocimiento mutuo y una intimidad que difícilmente se puede contar si no se ha experimentado.
Una de cada 7 mujeres experimentarán depresión postparto, ansiedad o estrés post traumático, no creo que sean cifras que se puedan tomar a la ligera, no es un 1 entre diez millones, se trata de mujeres con las que convivimos a diario, que vemos empujar sus carritos, que acuden a los grupos de crianza, que van a las consultas del pediatra o la matrona, que vemos en el parque con sus hijos…o encerradas en casa durante el puerperio por algo que no saben a veces cómo explicar, que su entorno a veces no sabe entender y que es ocultado por vergüenza y culpa muchas veces:
¿Cómo me puedo sentir así si ya tengo en mis brazos lo que más quería?
¿Cómo puede ser que no esté tan feliz como me imaginaba?
¿Cómo es que no me siento en una nube?
¿Cómo es que todo esto me desborda?
¿Qué puede hacer el contacto por la salud mental?
Cuando hablo de porteo siempre hablo de contacto, como he dicho otras veces, los portabebés son sólo la herramienta que hacen que el contacto madre (o padre) hijo pueda mantenerse en el tiempo, durante el mayor tiempo posible y dando a las madres un sentimiento de competencia por el hecho de tener tus manos libres y poder acariciar, atender, leer, descansar, pasear…lo que sea que quieras hacer con tu bebé encima.
El contacto físico libera oxitocina, la hormona del amor, y ésta contrarresta los niveles de cortisol ayudando a disminuir la ansiedad y el estrés tanto en la madre como en el bebé, ambos están experimentando cosas nuevas: el bebé todo un mundo de ruidos, sonidos y sensaciones y la madre todo el mundo de los sentimientos y la adaptación a su nueva «situación» de madre.
El contacto ayuda a crear un apego seguro, los bebés se sienten seguros cerca de su madre…seguros suelen llorar menos y dormir más…¿esto es así en todos los casos? No, no todos los niños son iguales, pero criar desde cerca te permite reconocer antes las señales de hambre, sueño, incomodidad y paz de tu bebé y aumenta tu sensación de competencia, puedes anticiparte antes a sus reacciones, puedes saber si necesitas o no recurrir al porteo o si necesita otro tipo de atención.
El porteo te dará esa oportunidad de contacto con la continuidad y el tiempo que tú y tu bebé necesitéis…¿tienes que portear siempre, todo el tiempo, todos los días? Eso lo decidiréis vuestro bebé y tú…
Mi niña tenía menos de una semana en esta foto…fue la primera vez que la puse en la bandolera, sentir que ella iba a estar cerca de mi todo el tiempo que necesitase mientras yo podía seguir haciendo cosas por y para mí fue liberador, la cesárea no dolía menos, el cansancio tampoco disminuía pero al menos no aumentaba, no me sentía culpable cuando tenía que hacer algo al tiempo que ella me reclamaba, además mi cabeza y mi corazón querían estar con ella todo el tiempo posible, olerla, sentirla, oírla…su respiración y la mía…y criar desde cerca me lo puso más fácil.