juego material desestructurado

Ayer comentaba con otra mamá en Instagram que hay un elemento casero que deberían incluir en las canastillas de las madres puérperas con una nota que dijese «Igual ahora no lo entiendes pero todo se andará», y es cierto, a veces nos complicamos la vida sobremanera ante el «me aburro» de un niño, pero nuestros hijos quieren tenernos por ahí (presencia) y quieren tiempo, tiempo para jugar, para descubrir, para aburrirse, para inventar, para crear.

No seré yo quien diga que nunca les he comprado un juguete «tradicional» porque mentiría, mis hijos tienen juguetes, muchos, unos comprados por nosotros y otros comprados por la familia y amigos, algunos son fruto del «me lo pido» asociado al bombardeo televisivo de cachivaches varios, y otros son cosas que hemos elegido nosotros y que no encontrarás en jugueterías tradicionales o grandes superficies y que ellos a priori «no pedirían», hemos intentado racionalizar la compra de juguetes y juegos, pero al final por unas cosas o por otras me sigue pareciendo que tienen demasiado y esto me da para otro post…

El caso es que hay cuatro elementos de andar por casa con los que mis hijos han jugado infinito, indistintamente, los tres. Mis hijos tienen una manera muy diferente de jugar, son tres temperamentos distintos, tres maneras de relacionarse con el espacio, el orden/desorden y el ruido diferente, sin embargo los tres han jugado con estos cuatro elementos  como si no hubiera un mañana, han pedido más y es de esos juegos de los que es difícil sacarlos o pedirles que paren porque hay que hacer otra cosa.

1. Papel celo

juego libre

 

El papel celo, sólo o combinado con otros elementos es por sí solo generador de la abstracción más profunda de mis churumbeles; en solitario lo usan para hacer caminos, delimitar espacios, cerrar cajones y guardar secretos en sobres…y cuando lo combinan con otros elementos pueden estar tranquilamente una tarde creando estructuras de cartón, arreglando cosas estropeadas, dibujando letras y números o pegándoselo por encima, a modo de escayola o de mini tortura probando a depilarse con él, y no os penséis que les hace más gracia el celo decorado (washi tape y similares) que el corriente y moliente, así que si la tarde de lluvia se pone pesada ya sabéis, dejáis estratégicamente un rollo de celo sobre la mesa y a ver qué pasa.

2. Tiritas

 

De la familia de «las cosas que te puedes pegar encima» y primas hermanas del celo están las tiritas, pueden ser infantiles o no, tener dibujos o no, transparentes o color carne, de tela o de plastiquillo de toda la vida, el caso es que tienen un poder hipnotizador, pero un poco como en el anuncio de unas famosas patatas fritas «once you pop, you can’t stop» así que si queréis tener tiritas en el botiquín no hagáis como con el celo, si dejas la caja distraídamente en cualquier superficie a la que tengan acceso: acabarán con ellas, luego no digas que no te he avisado. De repente les dolerán mil cosas y se encontrarán cien pupas, tú también tendrás pupas y querrán curarte y sus muñecos o incluso los muebles tienen daño, mucho daño.

3. Rollos de papel higiénico

 

Sino eres madre o padre todavía igual pienses que te estoy tomando el pelo, pero te recomiendo ir acumulando rollos de papel higiénico en algún sitio, te los pedirán para hacer manualidades en el cole o en la guarde, y sino van a la guarde o al cole, es probable que buscando por Pinterest te topes con más ideas de las que jamás serás capaz de llevar a cabo en algún panel de «Toilet roll crafts». Aviso: el rollo de papel higiénico engancha: además de ser catalejo, megáfono y tunel improvisado sin ni siquiera tener que transformarlo, con una manito de pintura, dos bolis, tres ojos de pegar y doblando los bordes tendrás carteras, animales, cuadros, coches…vamos un sin vivir de creatividad. El problema viene cuando tus hijos cada vez que acaban un rollo dicen «este nos vale» y así durante los últimos 8 años…

4. Cajas

 

Et voilà! Las reinas de cualquier fiesta que se precie, lo más preciado por encima de cualquier regalo son las cajas, da igual el tamaño de las mismas: valen cajas de zapatos para atesorar cosillas varias, pero también valen las cajas de mudanza, las cajas de envíos, las cajas de nevera…el caso es poder tocar cartón, bien sea para pintarlo, decorarlo con tiritas y celo, crear un fuerte o un avión en medio de la sala, las cajas tienen además la versatilidad de adaptarse a cualquier edad, desde el momento que tu bebote se eche al suelo a gatear hasta, hasta no sé cuando porque los míos juegan con ellas aún ahora, una caja les da a ellos horas de diversión asegurada e incluso días, y a tí te sorprenderá toda la imaginación que son capaces de echarle.

Así que bueno si tenéis que hacer un regalo y os dicen aquello de «tiene de todo» ya sabeis, preparáis una caja con celo, rollos de papel higiénico y tiritas con una notita que ponga «Caja con horas de diversión asegurada» y a ver qué pasa.