
Bienvenido otoño: nos has traído una sensación extraña. Ya hace tiempo que no estamos confinados y ya no son vacaciones tampoco pero seguimos estando intrínsecamente juntos en esta casa.

La vuelta al cole ha sido la más atropellada de los últimos años. El tiempo justo para tener todo a punto para el comienzo, el aplazamiento de una operación que yo estaba esperando, los nuevos horarios y las tomas de decisiones difíciles, la fiebre y su aislamiento posterior, caídas, vendajes, muletas, esguinces…

Y vuelta a las rutinas. Vuelta a dejar las mochilas y la ropa preparada la noche anterior. Repensar menús con el adiós al comedor escolar. Vuelta a la fricción del día a día, a la culpa a veces. A los deberes (mi odio más grande hacia los deberes «insulsos»). Negociaciones imposibles por meriendas, horarios y onzas de chocolate pero también vuelta a buscar espacios para estar con ellos en sitios que nos dan la vida, tiempo a solas con cada uno de mis hijos, retos y naturaleza.

¿Y este otoño qué?
Para lo que queda de año no tengo planes, ni grandes objetivos más allá de conservar la cordura y la salud mascarilla mediante. Y para mis hijos quiero lo mismo. Quisiera que lo que ahora viven pase por ellos sin hacerles daño; quiero que se sigan lavando las manos toda la vida, pero que no se olviden de lo importante que es seguir manchándoselas en el barro, en la arena, en la cocina. Quiero que guarden la distancia en los (pocos) espacios cerrados que visitamos pero que no me sientan nunca lejana. Que sigan buscando mi piel para calentarse los pies y mis manos para curar heridas.

Quiero que la naturaleza nos acompañe y nos dé paz, sabemos que el otoño ya está aquí y pronto vendrán las lluvias y sus ciclogénesis, pero intentaremos disfrutarlas también, con manta y sofá y buenas pelis y buenos libros y palomitas y juegos de mesa y…

Me toca hacer examen de conciencia y recolocar mis frustraciones para que no les lleguen, o no les lleguen demasiado…menos malas caras, más cosquillas, menos exigencia, más paseos, más arena, más salitre, más monte, menos oscuridad, más luz…criar desde cerca….bienvenido otoño.